domingo, 1 de abril de 2012

No hay titulo

Ayer tuve un nuevo sueño,pero no como todos esos que he tenido a lo largo de mi vida,tan vacíos de significados y efímeros. En este sueño era yo el protagonista, podía elegir lo que pasaba,podía incluso saber que repercusiones iba a tener todas mis acciones en el futuro, no pasaba nada malo, ya que, no tenia que preocuparme si cometía algún error. Todo lo podía solucionar con un simple chasquido de dedos.Perfecto verdad?Algunos podrían considerar que de ese modo podía ser feliz,no se puede estar mas equivocado...

Si,es cierto que podía controlar mi sueño,pero unicamente en lo referente a mis acciones,podía ver como el resto de gente me iba a traicionar,como mi mujer me engañaría con el camarero de aquella boda que le propuso romper su rutina de ama de casa, ver como mi hija menor moría a los 17 años por pasarse con una dosis de heroína... No,para nada era feliz. No conocía a ninguna de las personas que salían en ese sueño ya que eran una invencion de mi cerebro con recreaciones de facciones que habia visto en la realidad. Cuando quise darme cuenta, mi sueño habia llegado lejos, demasiado lejos. Quería despertar pero cuando fuí a intentarlo, cuando mi hija drogadicta ya estaba muerta y cuando su hermana y su madre me abandonaron dejandome sin nada, casi en la calle me di cuenta. Estaba despierto,siempre lo estube, únicamente habia cerrado los ojos por mucho tiempo, dejando todo pasar y pensando que nada podia afectarme.

'No es que mi sueño tenga un mal final, es el final del sueño quien me hace ver que el resto ha sido una mierda'

El querer de un mendigo

Tu cobrizo pelo me recordaba al brillo del sol que nos calentaba,bajo tu flequillo esos ojos azules como mares que me hacían ser naufrago sediento de tu cuerpo. En nuestra compañía solo el viento, pues el tiempo se había ido para dejarnos a solas un rato.

Tus caderas moviendose a ritmo de compás mientras te acercabas a la barandilla y yo sentado viéndote, viendo como te girabas y me indicabas con el dedo que me acercara. Pusiste mis manos en tus caderas y tu lujuriosa mirada clavada en la mía diciendo sin palabras que no querías que acabase el día.

Colgaste un beso en mis labios estampado con un "Te quiero" en mi oído. Compraste un billete con destino a mi recuerdo para que nuestro amor fuera eterno y como condición un sueño del que ambos prometimos no despertar.