domingo, 1 de abril de 2012

El querer de un mendigo

Tu cobrizo pelo me recordaba al brillo del sol que nos calentaba,bajo tu flequillo esos ojos azules como mares que me hacían ser naufrago sediento de tu cuerpo. En nuestra compañía solo el viento, pues el tiempo se había ido para dejarnos a solas un rato.

Tus caderas moviendose a ritmo de compás mientras te acercabas a la barandilla y yo sentado viéndote, viendo como te girabas y me indicabas con el dedo que me acercara. Pusiste mis manos en tus caderas y tu lujuriosa mirada clavada en la mía diciendo sin palabras que no querías que acabase el día.

Colgaste un beso en mis labios estampado con un "Te quiero" en mi oído. Compraste un billete con destino a mi recuerdo para que nuestro amor fuera eterno y como condición un sueño del que ambos prometimos no despertar.

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